Si quieres subimos a casa y cambiamos el mundo. Quiero que hagamos planes, que deshagamos los
antiguos y que encuentres todos los que cosí a tu espalda para
que no me olvidases. ¿Tienes algo que hacer en los
próximos 100 años? Porque te voy a llevar la agenda. Los
días impares te los dejo libres, para que te dé tiempo a echarme de menos y yo
no pueda echarte de más. Los domingos cenaremos a las 11 de la mañana y
dedicaremos el día a inventar nuevas formas de querernos, que la de querernos eternos la tenemos muy
gastada.
Te puedo preparar orgasmos en el sofá y que los encuentres en la cocina siguiendo el rastro de gemidos que te dejaré en el pasillo. Me harás alunizar a la hora de la siesta. Te haré despertar a las 9 de la noche, únicamente para abrazarte tan fuerte que te sangre el corazón. Siempre pensé que quien se quiere los domingos es para siempre. Qué, ¿Te apetece? Porque no te preocupes, que a esta vida invito yo.
Te puedo preparar orgasmos en el sofá y que los encuentres en la cocina siguiendo el rastro de gemidos que te dejaré en el pasillo. Me harás alunizar a la hora de la siesta. Te haré despertar a las 9 de la noche, únicamente para abrazarte tan fuerte que te sangre el corazón. Siempre pensé que quien se quiere los domingos es para siempre. Qué, ¿Te apetece? Porque no te preocupes, que a esta vida invito yo.