viernes, 20 de septiembre de 2013

amistad

Existen personas en nuestras vidas que nos hacen felices por la simple casualidad de haberse cruzado en nuestro camino.
Algunas recorren el camino a nuestro lado, viendo muchas lunas pasar,otras apenas vemos entre un paso y otro.A todas las llamamos amigos y hay muchas clases de ellos.
Tal vez cada hoja de un árbol caracteriza uno de nuestros amigos.
El primero que nace del brote son nuestros padres,que nos muestra lo que es la vida.Después vienen los hermanos, con quienes dividimos nuestro espacio para que puedan florecer como nosotros.Pasamos a conocer a toda la familia de hojas a quienes respetamos y deseamos el bien.
El destino nos presenta a otros amigos,los cuales no sabíamos que irían a cruzarse en nuestro camino.
A muchos de ellos los denominamos amigos del alma, de corazón.Son sinceros, son verdaderos.Saben cuando no estamos bien, saben lo que nos hace feliz.
Y a veces uno de esos amigos del alma estalla en nuestro corazón y entonces nos enamoramos.Nos da brillo a nuestros ojos, música a nuestros labios, saltos a nuestros pies.
También hay de aquellos amigos por un tiempo,tal vez unas vacaciones o unos días o unas horas. Estós acostumbran a colocarnos sonrisas en nuestro rostro,durante el tiempo que estamos cerca.
Tampoco podemos olvidar a amigos distantes,aquellos que están en la punta de las ramas y que cuando el viento sopla siempre aparecen entre una hoja y otra.
El tiempo pasa, el verano se va, el otoño se aproxima y perdemos algunas de nuestras hojas,algunas nacen en otro verano y otras permanecen por muchas estaciones.Pero lo que nos deja más felices es que las que cayeron continúan cerca,alimentando nuestra raíz con alegría.Son recuerdos de momentos maravillosos de cuando se cruzaron en nuestro camino.
Simplemente porque cada persona que pasa en nuestra vida es única.
Siempre deja un poco de sí y se lleva un poco de nosotros.
Habrá los que se llevarán mucho,pero no habrán de los que no nos dejarán nada.
Esta es la mayor responsabilidad de nuestra vida y la prueba evidente de que dos almas no se encuentran por casualidad.


















El otro día estuve con mis compañeros de Turismo, hacia mucho tiempo que no nos veíamos.
Nos contamos como nos va en nuestras vidas y me dio mucha nostalgia y a la vez mucha alegría de volver a verles después de tanto tiempo.
Son personas que tengo mucho cariño y que me da mucha pena no verles como antes,todos los días en clase, los echo muchísimo de menos.
Da mucha pena saber que cada uno sigue su camino pero lo mejor de todo es que muchas veces nuestros caminos se vuelven a cruzar para recordarnos que estamos ahí, que no nos hemos olvidado los unos de los otros y aunque nos duela aceptarlo las cosas cambian y nosotros vamos evolucionando como personas.
el texto va por todos ellos,por los amigos,por los compañeros que se cruzan en nuestros caminos y que de una manera o de otra repercuten en nuestras vidas.

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